Trabajadora del IMSS ayuda a personas sordomudas a detectar COVID19
Luego de que un joven sordomudo llegó con miedo de haberse contagiado de covid-19 y de que el personal médico y enfermeras no le entendían, acudieron a Eréndira Franco Corsa, quien es oficial de Servicios Técnicos de la Unidad de Medicina Familiar 40.
Ella cuenta con una licenciatura en educación especial en el área de audición y lenguaje donde aprendió la lengua de señas.
“Tenía varios síntomas compatible a covid. En el interrogatorio y, conforme a lo explicado al médico se llegó a un diagnóstico. No tenía covid pero si una infección tratable con medicamentos”, explicó.
Su intervención contribuyó a reducir la frustración del joven y le ayudo a identificar el problema de salud.
“No sabía comunicar y no le entendían qué quería decir. Cuando encuentran una persona que realmente los puede entender o comunicar al médico lo que sienten, ellos se sienten contentos, se sienten tranquilos de que van a ser atendidos de buena manera”, indicó.
Con gusto presta su voz y manos a todos aquellos que padecen alguna discapacidad auditiva y de lenguaje para que, reciban atención requerida.
“¡Hola! ¿Cómo estás?, ¿Cuál es tu nombre?, ¿Estás enferma?, ¿Qué te duele?”, y comienza a detectar si el dolor se presenta en la garganta, en todo el cuerpo, o en algunas articulaciones. Así inicia la comunicación con los pacientes para que tengan la tranquilidad de que ahí hay alguien que los entiende.
“He estado en otras unidades. Las personas sordas y mudas van directamente a buscarme cuando llegan a la consulta. No tengo que esperar a que venga por mí. Para mí es muy gratificante ayudar porque marca una diferencia entre una atención oportuna y morir”.
Ella cuenta con una licenciatura en educación especial en el área de audición y lenguaje donde aprendió la lengua de señas.
“Tenía varios síntomas compatible a covid. En el interrogatorio y, conforme a lo explicado al médico se llegó a un diagnóstico. No tenía covid pero si una infección tratable con medicamentos”, explicó.
Su intervención contribuyó a reducir la frustración del joven y le ayudo a identificar el problema de salud.
“No sabía comunicar y no le entendían qué quería decir. Cuando encuentran una persona que realmente los puede entender o comunicar al médico lo que sienten, ellos se sienten contentos, se sienten tranquilos de que van a ser atendidos de buena manera”, indicó.
Con gusto presta su voz y manos a todos aquellos que padecen alguna discapacidad auditiva y de lenguaje para que, reciban atención requerida.
“¡Hola! ¿Cómo estás?, ¿Cuál es tu nombre?, ¿Estás enferma?, ¿Qué te duele?”, y comienza a detectar si el dolor se presenta en la garganta, en todo el cuerpo, o en algunas articulaciones. Así inicia la comunicación con los pacientes para que tengan la tranquilidad de que ahí hay alguien que los entiende.
“He estado en otras unidades. Las personas sordas y mudas van directamente a buscarme cuando llegan a la consulta. No tengo que esperar a que venga por mí. Para mí es muy gratificante ayudar porque marca una diferencia entre una atención oportuna y morir”.
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