Muxes, el tercer género de México
Juchitán de Zaragoza, Oaxaca es el lugar de origen de las Muxes, conocido como el tercer género, son hombres biológicos que deciden adoptar roles que están establecidos para las mujeres y también se visten y maquillan como mujeres.
Ser muxe se ha confundido con ser homosexual o trasgénero pero en realidad esta identidad viene de la cultura prehispanica zapoteca. La vida de las muxes fuera de su comunidad no es tan fácil, aunque para algunas familias tener un hijo muxe es una bendición.
En Juchitán la convivencia con los muxes es algo normal y cotidiano y en ciertas familias es símbolo de orgullo y conservación de tradiciones, pero este sector ha sido discriminado no solo por las personas exteriores sino por su propia familia.
Por lo general las muxes no tienen más oportunidades más que quedarse en su casa a cuidar a los padres y hacer labores que en su comunidad están destinadas para las mujeres. Rara vez contraen matrimonio y no tienen las mismas oportunidades para prepararse académicamente.
Las muxes que salen de su estado son más vulnerables a caer en la prostitución o el trabajo informal en las calles porque nunca se les preparó para enfrentar otro lugar, solo se les enseña a cocinar, bordar y cuidar de miembros de la familia.
Las muxes representan la sexualidad no binaria de las tradiciones indígenas pero se les ha negado tanto la preparación y rezagado de actividades que no pueden explotar sus capacidades libremente.
No son aceptados socialmente para adoptar cargos públicos y tampoco se les permite vestir de mujeres en las escuelas, lo cual hace que muchos abandonen sus estudios y trabajen desde temprana edad.
Son la identidad de la cultura zapoteca y cumplen con un papel fundamental dentro de Juchitán, ya que mantienen activa la economía por medio de celebraciones que ellos organizan y promueven.
Jireh Acosta , La Inmersión Digital
Fuente: Ciencia UNAM
Imagen de Vogue
Ser muxe se ha confundido con ser homosexual o trasgénero pero en realidad esta identidad viene de la cultura prehispanica zapoteca. La vida de las muxes fuera de su comunidad no es tan fácil, aunque para algunas familias tener un hijo muxe es una bendición.
En Juchitán la convivencia con los muxes es algo normal y cotidiano y en ciertas familias es símbolo de orgullo y conservación de tradiciones, pero este sector ha sido discriminado no solo por las personas exteriores sino por su propia familia.
Por lo general las muxes no tienen más oportunidades más que quedarse en su casa a cuidar a los padres y hacer labores que en su comunidad están destinadas para las mujeres. Rara vez contraen matrimonio y no tienen las mismas oportunidades para prepararse académicamente.
Las muxes que salen de su estado son más vulnerables a caer en la prostitución o el trabajo informal en las calles porque nunca se les preparó para enfrentar otro lugar, solo se les enseña a cocinar, bordar y cuidar de miembros de la familia.
Las muxes representan la sexualidad no binaria de las tradiciones indígenas pero se les ha negado tanto la preparación y rezagado de actividades que no pueden explotar sus capacidades libremente.
No son aceptados socialmente para adoptar cargos públicos y tampoco se les permite vestir de mujeres en las escuelas, lo cual hace que muchos abandonen sus estudios y trabajen desde temprana edad.
Son la identidad de la cultura zapoteca y cumplen con un papel fundamental dentro de Juchitán, ya que mantienen activa la economía por medio de celebraciones que ellos organizan y promueven.
Jireh Acosta , La Inmersión Digital
Fuente: Ciencia UNAM
Imagen de Vogue
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