Trastornos alimenticios, el problema de la cuarentena

Durante la pandemia el nivel de estrés de la población ha subido, el miedo de algunas personas de salir de su casa los lleva a hacer una compra exagerada de vivieres, pero eso también los puede hacer consumir en grandes cantidades.
El hambre emocional es el síntoma de ansiedad que activa el comer, y no porque el cuerpo tenga hambre sino porque las emociones no procesadas por el cuerpo activa el estímulo y hace que los que la sufren tienen atracones para suplir su estrés, ansiedad o depresión.
Las rutinas antes de la llegada del covid-19 eran muy diferentes a las que se viven en el confinamiento, uno de los aspectos que ha cambiado es la alimentación. El encierro y distanciamiento social no solo causa una necesidad de alimentarse sino que lo facilita, al no tener que gastar extra y todos los alimentos están al alcance de la mano.
Los Trastornos de Conducta Alimentaria como la bulimia y la anorexia son los que han presentado más casos de hospitalización, esto se debe a que los factores que mueven al paciente a dejar de comer o provocar el vómito están constantemente presentes a lo largo del día.
Las distracciones con las que se podía combatir medianamente que las personas con TCA evitaran sus hábitos autodestructivos ya no existen, el confinamiento los ha obligado a permanecer la mayor parte del día confinados en sus hogares bombardeados por los estándares de belleza en las redes sociales.
Las personas que estaban recuperadas de su trastorno podrían tener riesgo de recaídas al estar tan expuestos a los comentarios de la familia, el cambio de rutina y al no tener control sobre su propio cuerpo.
Las dietas “milagrosas”, tips para dejar de engordar y medicamentos que quitan el hambre son algunas de las cosas que se han vuelto más buscadas en Internet, y pueden generar que los casos de TCA aumenten.
Se recomienda que durante la pandemia se trate de llevar una dieta balanceada siempre propuesta por un especialista en nutrición, controlar las emociones para no caer en el hambre emocional y tratar de recrear una rutina alimenticia en casa.

Jireh Acosta , La Inmersion Digital 
Fuente: El Tiempo

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