De terror: La historia del ingeniero ruso Platanoff

Con los años se ha convertido en regla que a todo nuevo trabajador contratado para dar supervisión nocturna a las vías del Metro capitalino se le aparezca el espectro del ingeniero ruso Platanoff en alguno de los túneles en las penumbras que componen la red de transporte.   
Provisto del overol oficial, botas reglamentarias, casco, identificación y voz de autoridad, el fantasma de Platanoff empieza a regañar a los de reciente ingreso porque hicieron mal esto a aquello. Una vez que todo está en orden, el ruso departe con los nuevos y hasta fuma cigarrillos con algunos de ellos para luego irse. 
De regreso de los túneles, los nuevos comunican a sus jefes que allá adentro se toparon con un supervisor alto, casi rubio, que dijo llamarse Platanoff. Cuando los jefes escuchan esto abren grandes ojos para decirles a sus subalternos que Platanoff murió aplastado por varios trenes años atrás, allá por 1988. Todos enmudecen y un profundo escalofrío invade sus cuerpos.   
Uno de los testimonios más valiosos que han surgido sobre la existencia, muerte y apariciones fantasmales de Platanoff la dio apenas, en enero pasado, un conductor de la Línea 2 del Metro de nombre Javier Rodríguez Vivas para el podcast Así como suena. 
Con cuatro décadas de labores en el Metro, Rodríguez Vivas comenta que conoció a Platanoff en vida en la década del 80. Dice que medía un metro noventa, tenía ojos claros, cabello quebrado casi rubio, era amable y como ingeniero tenía buena experiencia en la conducción de trenes así como en la supervisión de vías.
Por eso cuando un día de 1988 uno de los convoyes de la Línea 3 se descompuso en pleno túnel, Platanoff fue el más indicado para asistir la avería. De un salto el ruso bajó a las vías, caminó por el oscuro pasadizo hasta llegar al tren problemático, pero no calculó que dicho convoy podría volverse a activar, echar a andar y aplastarlo, y así ocurrió. 
Varios trenes más le pasaron encima, hasta que varias horas —o tal vez varios días— después encontraron el cuerpo del ingeniero ruso hecho pedazos, todos quedaron impactados. Desde ahí muchos trabajadores confiesan haberlo visto, incluso, aquellos de nuevo ingreso que no saben nada de esta trágica historia. 
Con el paso de los años los inspectores de vías se han acostumbrado a la presencia fantasmal del finado ingeniero ruso, a tal grado que lo saludan o le dan la bienvenida cuando durante la faena detectan la más mínima sombra, espectro o sonido inusual.


Con información de Mexico Desconocido

Comentarios