En su reciente discurso en Tepic, Nayarit, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su frustración con lo que considera hipocresía por parte del PRI y del PAN durante el pasado proceso electoral. Aunque se mostró satisfecho por la continuidad del movimiento de transformación y los programas sociales bajo su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, también reveló que se sintió limitado en su capacidad para criticar a sus adversarios por respeto a la contienda electoral.
López Obrador hizo hincapié en la desconfianza que siente hacia las promesas de la oposición, destacando que algunos candidatos intentaron ganar la confianza del electorado asegurando que los programas sociales se mantendrían, pero que esto fue percibido como una estrategia engañosa. Su mención de la excandidata Xóchitl Gálvez, quien firmó un compromiso con su sangre para no eliminar programas sociales, ilustra su punto de vista sobre la falta de sinceridad en las promesas de la oposición.
También subrayó la relevancia del voto popular en la elección de Sheinbaum, expresando que su elección fue crucial para continuar con el proceso de transformación democrática en México, que él vincula a un empoderamiento del pueblo y una revolución de conciencias. Sin embargo, advirtió que, de no haberse ganado la elección, el proceso de transformación podría haberse visto seriamente amenazado, haciendo referencia a una política que él califica como antipopular y entreguista que prevaleció durante 36 años.