El Festival Internacional Cervantino (FIC) ha sido un escenario destacado para la presentación de diversas propuestas teatrales, entre las cuales resonó la obra "Ubú: ¡lo que es bueno debe continuar!" de la compañía brasileña. Este montaje, inspirado en el clásico "Ubú Rey" de Alfred Jarry, combina el teatro de calle con una crítica social aguda, llevándonos a reflexionar sobre los mecanismos del poder y la manipulación informativa en un contexto latinoamericano.
La obra, que se desarrolla en el pueblo ficticio de Embustolia, captura la esencia del teatro popular con un enfoque contemporáneo y dinámico, donde los personajes, con su humor y bufonesca travesía, hacen evidente la explotación y la injusticia que imperan en la sociedad. A través de canciones y bailes, los actores crean una atmósfera que invita a la risa, al mismo tiempo que plantean una reflexión profunda sobre el abuso del poder.
La historia gira en torno a un rey que, tras usurpar el trono mediante un envenenamiento, enfrenta las consecuencias de su ambición y la eventual rebelión del pueblo. La reina, ambiciosa y asustada, y el rey, hundido en el alcoholismo, representan el desenfreno de la codicia y la inevitable caída de quienes abusan del poder. Elementos como el control de la prensa y la manipulación del voto reflejan problemáticas contemporáneas, haciendo de esta obra una sátira necesaria y pertinente.
En contraste, la representación de la compañía de las Islas Canarias, "Protocolo del quebranto", dejó a gran parte de la audiencia insatisfecha, provocando incluso la salida de espectadores. Esto resalta los altibajos de un festival que busca exhibir propuestas variadas, donde el arte puede generar palpables reacciones de entusiasmo o desilusión.
El FIC presenta una oportunidad invaluable para que distintas llevanzas del teatro mexicano y otras tradiciones escénicas se ubiquen en un espacio de encuentro cultural, donde la crítica social y el arte se dan la mano para ofrecer al público experiencias significativas. La inclusión de obras como la de Brasil no solo agrega diversidad al programa, sino que también invita a cuestionarnos como sociedad y reflexionar sobre el mundo que habitamos.