TEATRO/DE ESTE LADO: En Madrid: Angélica Liddell, Emilia Pardo Bazán y el Teatro del Barrio
La crítica teatral en Madrid se nutre de propuestas audaces y diversas, destacando entre ellas la reciente obra de Angélica Liddell, "Damön: El funeral de Bergman". Esta obra se presenta en un contexto donde predominan las producciones comerciales, ofreciendo una experiencia escénica que desafía las convenciones y reacciona de manera visceral ante temas existenciales como la muerte y la vejez.
Liddell utiliza un espacio teatral significativo, adaptándose a la monumentalidad de los Teatros del Canal, que ofrece un escenario frontal y amplio. La escenografía se viste de rojo, evocando la atmósfera de la película "Gritos y susurros" de Ingmar Bergman, lo que establece un tono sombrío y reflexivo. La obra presenta una visión de desolación, subrayada por la presencia de ancianos en sillas de ruedas, contrastando con la juventud de los personajes desnudos que interactúan con ellos.
A lo largo de la representación, Liddell no escatima en la provocación. Su apertura con un acto de autolimpieza personal, que termina salpicando a la audiencia, es un primer golpe a la indiferencia y el pudor. Desde esa premisa, arenga al público sobre comportamientos frívolos y críticas que ha recibido, posicionándose como una figura desafiante y autocrítica en el mundo del teatro. Ella exhibe su desprecio por la frivolidad y la miopía del espectador contemporáneo, invitando a la reflexión profunda sobre el arte y la vida misma.
El uso de imágenes impactantes y acciones que chocan, como su interacción íntima con un personaje que representa al Papa, pone de manifiesto el enfoque audaz y casi brutal que la caracteriza. El funeral descrito por Bergman es recreado con un ataúd blanco y música de Bach, y se transforma en un comentario sobre lo sagrado y lo profano.
En definitiva, Angélica Liddell no solo busca conmover, sino también provocar el pensamiento crítico sobre la condición humana, la muerte y la vulnerabilidad. "Damön" se erige así como un hito en el teatro contemporáneo, donde la audacia de su discurso y la fuerza estética de su propuesta invitan a una experiencia inolvidable que no deja a nadie indiferente.
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