La situación de Pemex refleja una crisis significativa en la gestión de sus deudas con proveedores. Según el informe de julio de 2024, la petrolera tenía un total de deudas ya facturadas que sumaban 125 mil 243 millones de pesos, además de un billón 117 mil millones de pesos pendientes de facturación. Esta falta de pagos ha llevado a protestas y a un aumento en la presión por parte de empresas contratistas, incluyendo a grandes proveedores como Cotemar y Marinsa, así como a grupos de subcontratistas.
La petrolera ha dejado de publicar información sobre sus pasivos debido a estas crecientes protestas desde julio, y la situación se ha mantenido sin cambios en los primeros meses de la administración de Claudia Sheinbaum Pardo. En su informe financiero del tercer trimestre, Pemex reportó pasivos totales de 402 mil millones de pesos con sus proveedores, en un contexto de deudas generales de un billón 91 mil millones.
En respuesta a estas protestas, la presidenta Sheinbaum indicó que la Secretaría de Hacienda había creado un mecanismo para asegurar los pagos a los proveedores entre enero y marzo, sugiriendo que algunos contratistas ya comenzaron a recibir dinero en diciembre, aunque no detalló quiénes fueron los beneficiarios.
Este escenario pone de manifiesto los desafíos que enfrenta Pemex en sus operaciones y en la gestión de relaciones con sus proveedores, así como su necesidad de mejorar la transparencia y la comunicación sobre sus obligaciones financieras.