Andrés… a dos años.

Andrés… a dos años.

El 1 de diciembre de 2018, después de 12 años con tomas presidenciales casi casi violentas, que parecían en ocasiones que no iban a ocurrir, celebramos un cambio de sexenio casi casi perfecto; que invitaba a la unión, al regocijo, al reconocimiento de los pueblos indígenas y con él, la revaloración de nuestras raíces, salimos a caminar con el Presidente desde San Lázaro hasta Palacio Nacional, Pensamos que una clase política mejor era posible.

Hay que ser sinceros y decir que un México mejor sin cambios radicales no es posible. Sin embargo, el problema de estos cambios es que parece ser que no van en dirección a lo prometido en campaña.

Sería repetitivo que el planteamiento del Ejecutivo Federal va hacia la erradicación de todo lo que han hecho sus predecesores, programas, políticas, amigos, enemigos… es hacer todo al revés, no de mejor manera.

Hay muchos números que revisar en torno a estos dos años de gobierno, como ¿ha disminuido la pobreza extrema? Para 2018, según CONEVAL, en su informe diez años de medición de la pobreza en México, teníamos a 9.3 millones en esta situación; en cuanto a pobreza, pasó de 49.5 a 52.4 millones de personas entre 2008-2018 , para 2020 llevamos 62.25 millones de mexicanos en pobreza , y sumando los que deje esta pandemia.

En economía, en 2018 crecimos a 2.1% , para 2019 no encontrábamos en -0.1%, datos de los primeros trimestres de 2020 este año la caída será en puntos porcentuales, no decimales.

Como mexicanos somos muy necios, creemos más en la palabra de las personas que en los hechos. Estos dos datos muestran a nivel macro que las cosas no van bien. Tal vez usted insista en que la gente sigue comprando, sigue gastando, pero esto es porque nuestro nivel socioeconómico nos tiene acostumbrados a un ritmo de vida y gasto que, hasta cierto punto, podemos cubrir aun con los ahorros, o comenzamos a gastar más en algo que antes era más barato; un ejemplo claro, estos días del “buen fin” se dio cuenta que las tiendas no ofrecían descuentos sino meses sin intereses (si, ya se que sus descuentos eran raquíticos en comparación con el black Friday, pero existían!)? o aquellos que hacemos las compras de víveres, mi cereal subió 10 pesos este año… eso es a o que nos referimos cuando hablamos de inflación, de que la economía va mal. En otros casos, la gente opta por algo mucho peor antes de cambiar su manera de consumir: comprar a crédito; porque si de por sí no nos alcanza ya con el dinero que ganamos como antes, al cubrir estos gastos con crédito, vamos a tener que sumar a la inflación, la tasa de interés de la tarjeta.

Una vez más insisto, la tarea política es difícil por naturaleza, es baja. Todo el tiempo se toman decisiones que benefician a unos y perjudican a otros, nunca, ningún político presidente, gobernador, diputado; va a tomar siempre la decisión correcta, porque lo correcto es subjetivo. Sin embargo, la economía, los indicadores, son buenas medidas de si vamos en el camino correcto, juzgue usted mismo.

Y para terminar, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, la política económica Keynesiana o del New Deal, consistía en la reactivación económica a través de la inversión del estado en los diversos sectores, no piensen que “regalándolo a los ricos”, sino contratando, comprando, para que el dinero comenzara a circular de nuevo, si solo lo regalas – y si un padrón de beneficiarios transparente- va a ser muy difícil que ese dinero vuelva a ti a través de la reactivación económica. ¿Qué tan bajo podemos caer? No tardamos en averiguarlo.

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