Patrick Mahomes enfrentó un difícil desafío en la primera mitad del Super Bowl contra los Eagles de Filadelfia, donde su desempeño fue notablemente deficiente. A lo largo de los primeros 30 minutos, el quarterback de los Chiefs completó solo 6 de 14 pases, acumulando apenas 33 yardas y lanzando dos intercepciones—una de ellas un pick-six, que empeoró la situación para su equipo.
La línea ofensiva de los Chiefs, que ha sido un problema recurrente durante la temporada, no logró proteger adecuadamente a Mahomes. A pesar de los intentos del entrenador Andy Reid de ajustar la alineación para mejorar la protección, los frontales de los Eagles dominaron las acciones, capturando a Mahomes en tres ocasiones y presionándolo continuamente. Esto afectó su capacidad para tomar decisiones acertadas, lo que resultó en dos intercepciones cruciales, que capitalizaron los Eagles para ampliar su ventaja.
El inefectivo rendimiento de los Chiefs en la primera mitad se vio acentuado por una escasa producción ofensiva, logrando su único primero y diez en la primera jugada, pero luego luchando por avanzar y totalizando solo 14 yardas más en el resto del tiempo. A pesar de que durante la temporada regular y en playoffs la línea había mostrado mejoras, los Eagles demostraron ser una defensa formidable, incapaz de ser detenida incluso sin recurrir a blitzes elaborados. En resumen, la combinación de una línea ofensiva insuficiente, una presión defensiva constante y un Mahomes descontrolado lastró las posibilidades de los Chiefs en la primera mitad del Super Bowl.