Homicidios, secuestros, extorsión, ambulantaje, piratería... a unos pasos de la presidenta Sheinbaum

La situación del Centro Histórico de la Ciudad de México, especialmente después del ataque contra la activista Diana Sánchez Barrios, resalta varios problemas profundos que han aquejado la zona durante años. A pesar de que la nueva jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha implementado medidas como el aumento en el número de policías y la revisión de motociclistas, la percepción entre los comerciantes es que estas acciones son insuficientes para abordar la raíz del caos y la inseguridad.
El hecho de que, a pesar de contar con más de tres mil cámaras de videovigilancia, los responsables del ataque no hayan sido identificados ni detenidos, refleja la ineficacia de las medidas de seguridad actuales. Aunque el incremento en la presencia policial puede ofrecer una sensación temporal de seguridad, la falta de confianza en las autoridades persiste, así como el miedo cotidiano que enfrentan los habitantes y comerciantes de la zona.
Los problemas como el crimen organizado, la violencia, y el comercio informal, junto con fenómenos sociales complejos como la migración y la mendicidad, evidencian una falta de control y gobernanza que extiende más allá de la simple presencia policial. Esto sugiere que se requiere un enfoque integral que no solo incluya la seguridad, sino también políticas sociales y económicas que aborden las causas subyacentes de estos problemas.
La situación, por tanto, no es solo una cuestión de delito, sino también de cómo se gestionan y se viven la convivencia y la economía en uno de los espacios más emblemáticos de la capital. La ciudadanía clama por un cambio real y efectivo que brinde seguridad y oportunidad en su vida diaria.

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