El hallazgo de un taller clandestino y un almacén de armas en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, revela la presencia de estructuras del crimen organizado en la región, lo que refleja una problemática de seguridad creciente en el estado. Durante un operativo de la Fiscalía General de la República, en colaboración con la Guardia Nacional y el Ejército, se aseguraron 29 vehículos, incluyendo dos blindados conocidos como "monstruos", diseñados para la resistencia a ataques armados.
Además, se confiscó una considerable cantidad de armamento: 64 armas largas, 578 cargadores y más de mil cartuchos de diferentes calibres, junto con equipo táctico y otros objetos que sugieren una preparación para actividades delictivas de alto impacto. Sin embargo, la identificación del grupo delictivo detrás de estos "monstruos" no fue especificada.
Por otro lado, se reportaron enfrentamientos entre grupos criminales en Frontera Comalapa. Estos enfrentamientos son indicativos de la lucha por el control territorial en la Sierra Madre de Chiapas, un área que ha visto un aumento en la violencia y que permanece bajo el dominio de una organización criminal desde hace varios años. La situación en la región apunta a un desafío significativo para las autoridades, quienes deben enfrentar la compleja red de delincuencia organizada y sus diversas manifestaciones.