La reciente aprobación de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos por parte de los diputados oficialistas en México, que tuvo lugar en la Cámara de Diputados, ha suscitado una división notable entre los legisladores. Con 374 votos a favor, 104 en contra y ninguna abstención, la iniciativa busca simplificar el régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex), reducir su carga administrativa y ajustar sus costos operativos a los cambios recientes en la reforma energética.
Los puntos clave de la ley incluyen la exención del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para Pemex, a raíz de su transformación en una empresa pública del estado, además de establecer un nuevo modelo de pago de impuestos que busca ser más predecible y transparente, con base en los ingresos brutos del asignatario en lugar de un enfoque más complejo.
Sin embargo, la oposición ha manifestado su desacuerdo con esta reforma, argumentando que las finanzas de Pemex han estado mal manejadas y que esta simplificación podría no resolver los problemas estructurales de la empresa. El paso siguiente para la ley es su discusión y tramitación en el Senado, donde se espera que también genere debate y controversia.