La situación en el río Atoyac ha generado una intensa controversia y preocupación por parte de organizaciones de derechos humanos y comunidades locales. Según el Centro de Derechos Humanos Fray Julián Garcés, la operación "cosmética" que busca limpiar el río y disminuir olores es vista como una burla hacia los pobladores que han estado sufriendo con la contaminación durante años.
Alejandra Méndez, directora del centro, expresó su indignación por las acciones apresuradas realizadas antes de la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum, que incluyeron el retiro de residuos y lodo tóxico en un intento de mejorar la imagen del río. Además, se mencionó la apertura de una compuerta para diluir los contaminantes, lo que se interpretó como un intento de minimizar la gravedad de la contaminación.
Las jornadas de limpieza involucraron a miembros de la comunidad, incluyendo a niños, quienes fueron expuestos a condiciones potencialmente peligrosas sin el equipo de protección adecuado. Las autoridades locales, apoyadas por varias agencias gubernamentales, llevaron a cabo estas actividades, pero la falta de medidas adecuadas y la exposición a tóxicos y microorganismos patógenos fueron destacados como serios riesgos para la salud de la población que reside en las cercanías del afluente.
La organización ha criticado al gobierno, señalando una falta de sensibilidad y capacidad técnica para abordar la problemática ambiental que afecta a la región y ha instado a una atención más seria y comprometida para resolver la crisis de contaminación que ha perdurado por más de dos décadas.