Cuando Calderón le abrió las puertas del Ejército a Isabel Miranda de Wallace
El capítulo presenta una escena tensa y significativa, donde Isabel Miranda, madre de un joven secuestrado, se enfrenta a la negativa de los guardias del Estado Mayor Presidencial para acceder a un acto en el que busca hacer visible su lucha por justicia. La presencia de personas humildes y reporteros refuerza la idea de la colectividad afectada por la delincuencia, resaltando la urgencia de su protesta.
La interacción entre Isabel y el capitán de infantería resalta un conflicto de poder: mientras que ella representa a las víctimas que sienten que sus voces han sido ignoradas, él simboliza una burocracia impersonal que se aferra a procedimientos. La amenaza de Isabel de colocar un espectacular evidencia su determinación para llamar la atención sobre su causa, utilizando el escaso recurso que tiene frente a la indiferencia institucional. Además, el uso de este tipo de acciones públicas puede verse como una última esperanza para provocar un cambio, apuntando a la frustración de muchos ciudadanos que sienten que sus peticiones no son escuchadas.
En una narrativa más amplia, esta combinación de impotencia y resistencia puede reflejar una crítica a la falta de respuesta del gobierno y la necesidad de un cambio en la forma en que se aborda la seguridad y justicia en el país. ¿Hay algún aspecto particular de este capítulo que quisieras explorar más a fondo?
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