La venta de las 28 obras de la Colección Gelman en Sotheby’s ha puesto de relieve cuestiones críticas en relación a la legislación sobre los “Monumentos Artísticos” en México y la dinámica del mercado del arte. Las obras de artistas reconocidos como Diego Rivera, Frida Kahlo, y Siqueiros se encuentran bajo estrictas regulaciones que impiden su exportación definitiva y requieren que los propietarios mantengan al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informado sobre cualquier movimiento o intervención en ellas.
Estas restricciones, que se derivan de un marco legal que tiene su origen en los años 40, han generado un debate sobre la necesidad de reestructurar esta legislación para adaptarla a un contexto contemporáneo. Aunque la protección del patrimonio artístico es fundamental, también es importante considerar una política económica que favorezca las artes visuales y promueva un enfoque más abierto y menos conservador hacia el mercado del arte.
La intervención del INBAL para preservar la integridad de estas obras evidencia la importancia de cumplir con las normativas, pero al mismo tiempo resalta la necesidad de revaluar las razones que definen qué constituye un "monumento artístico". No todas las obras de los artistas catalogados poseen el mismo valor estético o impacto cultural, lo que sugiere que una revisión de los criterios establecidos podría ser beneficiosa.
En resumen, esta situación subraya la urgencia de un diálogo sobre cómo las leyes actuales pueden ser modificadas para equilibrar la protección del patrimonio cultural con la realidad del mercado de arte contemporáneo, asegurando así que tanto los artistas como los coleccionistas encuentren un espacio donde se fomente la creatividad y la valoración del arte en México.