La situación en Iguala, Guerrero, es preocupante, ya que se evidencia la continuidad de funcionarios vinculados a la administración del exalcalde José Luis Abarca Velázquez, quien es tristemente conocido debido a su aparente implicación en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.
Erick Catalán Rendón, actual alcalde, ha nombrado a varios excolaboradores de Abarca en su gobierno, lo que ha generado polémica y suspicacias sobre la posibilidad de que persista la corrupción y la colusión entre autoridades y criminales en la localidad. Crisóforo Tinoco Bahena, quien fue señalado por su presunta participación en los hechos del 26 de septiembre de 2014 y es el encargado de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, ha negado estas acusaciones, pero su designación ha desatado críticas.
Además, la inclusión de Elías Flores Velázquez, quien también estuvo en la administración de Abarca y es hermano del exsecretario de Seguridad Pública vinculado al caso, refuerza las preocupaciones sobre la falta de cambios significativos en la estructura de gobierno y seguridad de Iguala. La renuncia de Humberto Villalobos Domínguez poco después de asumir como secretario de Gobierno también plantea interrogantes sobre la estabilidad y efectividad del nuevo gabinete.
Estos nombramientos sugieren que, a una década de los trágicos eventos de Iguala, la ciudad todavía enfrenta desafíos en materia de gobernanza y seguridad, con un legado de impunidad y corrupción que podría obstaculizar la búsqueda de justicia para las víctimas y sus familias.