El reciente operativo en los penales de Culiacán y Mazatlán ha llevado a la confiscación de una considerable cantidad de equipos de radiocomunicación, armas y drogas, lo que pone de manifiesto la problemática de la seguridad en estos centros penitenciarios. En el penal "el Castillo" de Mazatlán, se encontraron diversos dispositivos de telecomunicación, incluyendo un celular, tres módems y 42 memorias USB, además de armas blancas y un artefacto para ponchar llantas, sugiriendo un posible tráfico de contrabando dentro del penal.
En Culiacán, las revisiones resultaron en el aseguramiento de 24 celulares y múltiples dispositivos de comunicación, así como armas y drogas. Estos operativos han despertado la sospecha sobre la gestión del director del penal, Adrián Zapién Arenas, quien está siendo investigado tanto internamente como por la Fiscalía General del Estado debido a estos hallazgos. Zapién Arenas tiene un historial controversial debido a su trabajo previo en Michoacán, donde fue señalado por presuntos vínculos con el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Estos eventos destacan las serias fallas en la seguridad de los penales de Sinaloa, y la necesidad urgente de abordar la corrupción y la infiltración del crimen organizado en las instituciones penitenciarias.