Oaxaca en el Cervantino

El desfile de artistas oaxaqueños en Guanajuato, enmarcado en la inauguración del Festival Cervantino, fue una celebración vibrante que reflejó la rica cultura de Oaxaca a través de danzas, música y elementos tradicionales. La Guelaguetza, un evento central en la tradición oaxaqueña, fue el eje de este convite, donde grupos musicales y bailarinas con trajes bordados transportaron a los asistentes a un mundo festivo lleno de color y alegría.
Destacaron las presentaciones de los creadores Alberto Villarreal y Luis Villalobos, quienes, aunque no son originarios de Oaxaca, se sumergieron en su cultura y tradiciones al buscar aprender el oficio de los artesanos locales. Su espectáculo, "Torno y retorno ocre quemado", utilizó elementos visuales enriquecidos por objetos tradicionales, como máscaras y mojigangas, presentando la historia de un joven migrante con matices de dureza y lucha, en un relato que aborda la violencia y la búsqueda de identidad.
A través de un monólogo, Villalobos narró la experiencia de esta vida compleja, haciendo uso hábil de objetos escénicos que ilustran su travesía –desde la vida en Los Ángeles hasta la represión en México– todo envuelto en un lenguaje que mezcla lo poético y realista. La obra es intensa y presenta al migrante no solo como víctima, sino como un ser resistente y orgulloso que enfrenta su destino.
Además, el Grupo Teatral Tehuantepec presentó "Otro día de fiesta", una obra que explora la identidad de los muxe, parte integral de la cultura oaxaqueña, destacando la conexión entre los géneros y la diversidad dentro de la sociedad. La propuesta escénica del Cervantino no solo celebró la tradición, sino que también invitó a la reflexión sobre temas contemporáneos en un contexto cultural rico y diverso.

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