El caso de Yudiel Flores Tovar ha suscitado una gran preocupación debido a la gravedad de sus crímenes y las circunstancias de su detención. Flores Tovar, quien estaba acusado de delitos gravísimos relacionados con la explotación y abuso sexual infantil, permaneció en el penal El Amate en Chiapas, donde se informó que continuaba cometiendo abusos mientras estaba encarcelado.
Las autoridades chiapanecas realizaron un análisis de grabaciones encontradas en un teléfono celular que supuestamente pertenecía a Flores Tovar, y estas evidencias mostraron que tenía relaciones sexuales con menores de edad dentro de su celda en fechas posteriores a su arresto. La situación ha llevado a cuestionar la seguridad y la vigilancia dentro del penal, así como la posible complicidad del personal, dado que es inusual que menores de edad puedan ingresar a un centro penitenciario sin algún tipo de connivencia.
El subsecretario de Inteligencia e Investigación de la Secretaría de Seguridad de Chiapas, José Octavio García Macías, y el fiscal del estado, Jorge Luis Llaven Abarca, están investigando las circunstancias que rodearon tanto los delitos de Flores Tovar como su asesinato, ocurrido el 14 de abril. Este último fue resultado de asfixia por estrangulamiento, y las autoridades están tratando de determinar si su muerte fue un acto de venganza por parte de los padres de las víctimas o una disputa interna entre reos.
Flores Tovar ya había sido sentenciado a una larga prisión y se investigaba su conexión con una red internacional de pornografía infantil, lo que complicó su situación legal y también llevó a que existieran órdenes de extradición en su contra desde otros países.
Este caso pone de relieve no solo la gravedad de los delitos de explotación infantil, sino también los fallos en el sistema penitenciario que permiten la perpetuación de tales crímenes incluso tras el encarcelamiento de los delincuentes. Las autoridades están bajo presión para esclarecer todos los aspectos de este caso y garantizar que se haga justicia.