Gabriel Castañeda Gómez Mont, La relevancia de un Secretario de Seguridad proactivo y comprometido con la seguridad nacional
Gabriel Castañeda Gómez Mont.
La reciente designación de Omar García Harfuch como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, representa no sólo un cambio en la administración, sino un claro mensaje sobre la importancia de contar con un liderazgo activo y visible en la coordinación entre los distintos niveles de gobierno, particularmente en temas tan delicados como la seguridad del país. En tiempos de crisis, la presencia de un secretario comprometido y con experiencia es clave para hacer frente a los retos de seguridad que enfrentan estados como Sinaloa, que han sido duramente golpeados por la violencia.
Aunque Harfuch acaba de asumir el cargo en este sexenio, su trayectoria lo respalda. Su capacidad para manejar situaciones complejas en sus anteriores cargos, como Jefe de la policía en la Ciudad de México, ha dejado una marca significativa. Su enfoque, que combina la atención a las causas sociales y el fortalecimiento de la inteligencia e investigación, lo ha posicionado como una figura central en la lucha contra la delincuencia. Estos dos pilares estratégicos no sólo permiten abordar los problemas de seguridad de forma integral, sino que reflejan una visión a largo plazo, donde la prevención y el análisis son tan cruciales como la acción inmediata.
Su reciente visita a Culiacán, Sinaloa, es un claro ejemplo de que el rol del Secretario de Seguridad Ciudadana debe ir más allá de la gestión burocrática. Estar presente en el Estado, respaldar las fuerzas federales y locales en el terreno, subraya la necesidad de una coordinación estrecha entre la federación y las entidades estatales para lograr resultados tangibles. En momentos críticos, como la reciente ola de violencia en Sinaloa, la capacidad del Secretario para actuar de manera rápida y directa es esencial.
El liderazgo de Harfuch también destaca por su capacidad para diseñar estrategias que integren inteligencia e investigación con un enfoque preventivo. Esto refuerza la idea de que la seguridad no debe depender únicamente de respuestas reactivas, sino que requiere un profundo entendimiento de las dinámicas sociales y criminales para anticiparse a las amenazas y desarticular redes delictivas antes de que provoquen más daño.
La incorporación de García Harfuch a este cargo no marca únicamente una nueva dirección en la política de seguridad pública, sino que ofrece un modelo de liderazgo que comprende la importancia de estar presente en los puntos críticos. Su coordinación activa con los gobiernos estatales, como lo demostró en su reciente encuentro con el gobernador Rubén Rocha Moya, es clave para enfrentar de manera efectiva a la delincuencia organizada. Este enfoque de colaboración interinstitucional muestra que, bajo su dirección, la Secretaría de Seguridad Ciudadana no solo reacciona ante las crisis, sino que también trabaja para prevenirlas desde su origen.
Con García Harfuch al frente, queda claro que el país cuenta con un secretario de seguridad que no solo dirige desde la capital, sino que se involucra directamente en las zonas más afectadas, impulsando una estrategia de seguridad basada en la inteligencia, la prevención y el compromiso real con la paz y el orden. Su experiencia y su enfoque estratégico lo convierten en un recurso invaluable para México en este momento crucial.
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