La diputada Susana Prieto ha expresado su frustración y dolor ante las dificultades que enfrenta en el ámbito legislativo, especialmente tras su renuncia al partido Morena. Durante una discusión en la Comisión de Puntos Constitucionales sobre la reforma al Poder Judicial, Prieto alegó haber sido silenciada debido a su falta de afiliación a una fracción parlamentaria. Su indignación se centró en cómo, desde su separación de Morena -un partido que ella acusa de traicionar al pueblo al no apoyar la iniciativa para reducir la jornada laboral a 40 horas- ha sufrido lo que considera violencia política de género por parte de sus colegas.
Prieto enfatizó que su exclusión del debate no solo es una cuestión de falta de representación, sino también una forma de castigar su oposición a las reformas que están en proceso. A pesar de los obstáculos, ella mantuvo una postura firme, denunciando que las acciones de los legisladores de Morena han convertido su experiencia en la Cámara en un verdadero infierno. Su explosión emocional, llena de reclamos, pone de manifiesto las tensiones dentro del espacio político y las dificultades que enfrentan algunos legisladores que intentan hacer valer su voz y representar a sus electores en medio de un ambiente de confrontación y desacuerdo.