El texto presenta una crítica cinematográfica de la película "Los jardines colgantes", dirigida por Ahmed Al-Daradji. El análisis se centra en la historia de Asad, un niño de 12 años que vive en un vertedero en Irak y encuentra una muñeca inflable, lo que refleja la dura realidad en la que se desarrolla su vida y la de su hermano, Taha. A través de esta historia, la crítica resalta temas como la soledad, la búsqueda de amor y afecto en medio de la adversidad, así como las duras condiciones de vida en un país marcado por la guerra y la represión.
La película es elogiada por su dirección y narrativa visual, comparándola con el trabajo de grandes cineastas del neorrealismo. También se destaca la autenticidad de los personajes, interpretados por actores no profesionales, lo cual añade profundidad a la representación de la vida en Irak. El crítico menciona la ironía del entorno del vertedero, que lleva el nombre de los Jardines Colgantes de Babilonia, y cómo este lugar se convierte en un símbolo de la lucha por la supervivencia en medio de la desolación.
Finalmente, el texto subraya el valor de la obra como un acto de resistencia tanto contra la violencia y la represión en Irak como contra los tabúes relacionados con la sexualidad y la mujer en el contexto del extremismo islámico. "Los jardines colgantes" se presenta, por lo tanto, no solo como un relato sobre la infancia y la pérdida, sino como una declaración audaz sobre la vida y el desafío en circunstancias extremas.