El luto en Chilpancingo, Guerrero, es palpable tras el asesinato de Martín Roberto Ramírez, presidente del Patronato de la feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo, y de su maestro de ceremonias, José Vidal Nava, ocurrido el 24 de diciembre. La tragedia ha llevado a la disolución del Patronato y a la cancelación de estas festividades, que son de gran relevancia en la región y una de las más antiguas de México.
Familiares y amigos expresaron su dolor y reclamos de justicia, subrayando que "Roberto no merecía morir así". La violencia ha dejado a los comerciantes de la feria sin actividad, los juegos mecánicos ausentes y los artistas que habían sido anunciados han cancelado su participación.
A pesar del profundo malestar social, las autoridades locales, como el alcalde sustituto Gustavo Alarcón Herrera y el senador Félix Salgado Macedonio, parecieron ignorar el clamor popular. En vez de unirse a la comunidad en su momento de duelo, ambos se encontraron en un evento privado, lo que ha generado aún más descontento entre la población. La situación en Chilpancingo refleja una crisis de inseguridad y una falta de respuesta efectiva por parte de los líderes políticos ante la creciente violencia que afecta a la región.