La tensión entre el expresidente Felipe Calderón y el actual líder del PAN, Marko Cortés, ha salido a la luz tras las recientes críticas de Calderón hacia Cortés, relacionadas con el exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna, quien enfrenta acusaciones de corrupción y vínculos al crimen organizado. Durante una entrevista en el Senado, Cortés defendió su postura, sugiriendo que Calderón debería enfocarse en ofrecer una disculpa en lugar de mostrarse indignado.
Cortés refirió su intento de acercarse a Calderón al asumir la dirigencia del partido, resaltando que solo Vicente Fox mostró disposición para colaborar. Además, Cortés argumentó que la disminución del apoyo electoral al PAN se produjo durante el mandato de Calderón, señalando la mala gestión que llevó a la partido a un tercer lugar en la contienda presidencial de 2012, lo que consideró motivo de vergüenza para Calderón, quien dejó a la candidata Josefina Vázquez Mota en una posición complicada.
Este intercambio refleja las divisiones internas dentro del partido y la difícil herencia de Calderón en la política nacional, particularmente en lo que respecta a la seguridad y la percepción del electorado. La crítica de Cortés resalta la necesidad de reflexión y responsabilidad sobre los errores del pasado, en un contexto donde el PAN lucha por recuperar su posicionamiento ante el electorado mexicano.