La situación de AHMSA (Altos Hornos de México, S.A. de C.V.) refleja una de las crisis industriales más profundas en la historia reciente de México, marcada por una serie de problemas estructurales y administrativos que han resultado en su paralización casi total. Tras 20 meses de inactividad, los equipos clave de la acerera, como el Alto Horno 5 y el BOF (convertidor de oxígeno básico), se encuentran fuera de operación y han quedado embancados, lo que señala una falta de mantenimiento y de inversión en la infraestructura necesaria para la producción de acero.
La quiebra de la compañía minera MINOSA, que suministraba el fierro necesario para la producción de pélets, ha sido otro golpe letal para AHMSA, cerrando la actividad en varias minas cruciales y limitando aún más las fuentes de materia prima. La paralización de MICARE, que proporcionaba carbón metalúrgico, ha complicado todavía más la situación, dejando a la industria siderúrgica sin los insumos básicos para su funcionamiento.
Pese a las esperanzas de algunos inversionistas, la realidad es que las condiciones deplorables de la planta y la falta de recursos para rehabilitar equipos vitales están opacando el potencial de reactivación. La propuesta de operar una mini siderúrgica a partir del Alto Horno eléctrico 6 podría ser una alternativa, pero dependería de muchos factores, incluyendo la importación de insumos, lo que podría elevar los costos.
Argentem Creek Partners, propietario de AHMSA, ha generado expectativas con la idea de que la quiebra podría traer una nueva oportunidad, pero el panorama actual sugiere que la reconstrucción de la empresa requerirá mucho más que reestructurar deudas; necesitará un compromiso significativo de inversión y un plan claro para restaurar la operatividad y competitividad de la planta. Mientras tanto, la falta de un camino claro hacia la recuperación mantiene la incertidumbre en torno al futuro de la siderúrgica más emblemática de Latinoamérica.