La situación descrita en el artículo establece una conexión controversial entre el gobernador Rubén Rocha Moya de Sinaloa y Amílcar Olán, un contratista señalado por su cercanía con los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador. La fotografía que muestra a los hijos de Rocha Moya con Olán es presentada por el periodista Carlos Loret de Mola como un indicativo de un "blindaje" que protege al gobernador de las críticas y de las implicaciones de su posible colaboración con el narcotráfico.
Loret de Mola menciona que Rocha Moya ha propuesto pactar con el crimen organizado, lo que agrava la crítica hacia su administración. La denuncia de que Olán forma parte de una red de tráfico de influencias y que ha obtenido contratos significativos en proyectos gubernamentales, como el Tren Maya, añade una capa de preocupación sobre la corrupción en las relaciones entre políticos y contratistas.
El artículo también sugiere que los hijos de Rocha Moya mantienen un papel activo en la política y posiblemente en la gestión de contratos, insinuando que existen alianzas que trascienden la figura del gobernador y que implican a la nueva generación de líderes vinculados a la administración actual.
En general, el texto revela un escenario donde la interacción entre política, negocios y crimen organizado se entrelaza, lo que plantea serias interrogantes sobre la ética y la transparencia en la administración pública en México.