El conflicto en el Senado de la República se desató cuando trabajadores del Poder Judicial interrumpieron una sesión en curso, lo que llevó a los senadores a decretar un receso indefinido. Esta interrupción ocurrió mientras la senadora del PRI, Claudia Anaya, estaba exponiendo su postura sobre la reforma judicial. La situación escaló cuando los trabajadores lograron abrir las puertas de la sala de sesiones a golpes, obligando a los legisladores a abandonar el recinto temporalmente.
El presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, calificó los hechos como un "intento de golpe" que buscaba generar un vacío en el ejercicio del Poder Legislativo, lo que consideró inaceptable y que vulnera la soberanía del Congreso. Tras estos eventos, los senadores se trasladaron a la antigua sede del Senado, en Xicoténcatl, donde se reinició la sesión a las 19:00 horas.
Fernández Noroña describió la interrupción como una "erupción violenta" por parte de personas ajenas a los trabajos del Senado, resaltando que esta acción ponía en riesgo la seguridad y el funcionamiento de la Cámara. En su discurso, reafirmó la importancia de restablecer el ejercicio soberano del Poder Legislativo y rechazó cualquier acción que amenazara las instituciones democráticas del país.