El reciente registro de microsismos en la Ciudad de México ha llamado la atención, especialmente en las alcaldías de Álvaro Obregón y Benito Juárez. El más fuerte de estos movimientos fue de magnitud 2.5, ubicado al noreste de la zona donde se sitúa la falla Plateros-Mixcoac. Los sismos ocurrieron el 2 de septiembre, con el primero a las 22:42 horas y dos más en las horas siguientes, aunque no se reportaron daños ni heridos.
Las autoridades, incluyendo la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRyPC) y el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5), se mantuvieron en comunicación para monitorear la situación. Es importante destacar que la alerta sísmica no se activó ya que el epicentro se encontraba en la capital.
Este tipo de actividad microsísmica ha sido objeto de estudio, ya que algunos científicos de la UNAM han señalado que podría estar relacionada con la extracción excesiva de agua que abastece a la ciudad. Esta extracción proviene principalmente de 976 pozos, que aportan alrededor del 56% del suministro de agua.
El Sistema de Alerta Sísmica de México, administrado por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), está diseñado para detectar sismos significativos en otras regiones, como la Brecha de Guerrero. Sin embargo, su efectividad se ve comprometida cuando los sismos tienen su epicentro dentro de la Ciudad de México debido al corto tiempo que tardan las ondas sísmicas en llegar a áreas cercanas, lo que impide que se emita una alerta a tiempo.