La desaparición de Alin Isaday Salas Isidro es un caso alarmante que refleja la grave situación de violencia y desapariciones en México, particularmente en Veracruz. Alin, de solo 27 años, fue secuestrada en el centro de Poza Rica por hombres armados, un hecho que ha generado una condena generalizada y una movilización tanto de su familia como de colectivos que luchan por la aparición con vida de personas desaparecidas.
La vinculación de Alin con el Colectivo María Herrera, que busca a su sobrino desaparecido, destaca la trágica realidad de muchas familias en el país que enfrentan la incertidumbre y el dolor de no saber el paradero de sus seres queridos. La activación del Código Rojo por parte de las autoridades y los operativos en los accesos a la ciudad muestran un intento de respuesta ante este tipo de situaciones, aunque la eficacia de estas medidas es a menudo cuestionada.
El contexto en el que se da esta desaparición es igualmente preocupante, ya que ocurre justo después del asesinato de un activista, poniendo de relieve los riesgos que enfrentan aquellos que se atreven a alzar la voz contra la violencia y la impunidad. La exigencia de colectivos y familiares de una mayor protección y esfuerzos significativos por parte de las autoridades es fundamental para avanzar en la búsqueda de justicia y protección para quienes emprenden estas valientes luchas.
La situación de Alin y la respuesta de la sociedad ponen de manifiesto la necesidad urgente de abordar la crisis de seguridad en México y la importancia de garantizar la seguridad de quienes buscan justicia por las desapariciones de sus seres queridos.