El trágico suceso en Fortín de las Flores ha generado una fuerte ola de indignación y exigencias de justicia por parte de la comunidad. La muerte de Pablo Ortigoza Martínez, un joven de 19 años que aspiraba a ser boxeador profesional y era estudiante universitario, ha resaltado las tensiones entre la ciudadanía y las fuerzas del orden. Existen versiones contradictorias sobre las circunstancias que llevaron al disparo mortal, lo que ha alimentado aún más la controversia en torno al caso.
La reacción de sus amigos y compañeros del gimnasio Cazadores, quienes han convocado a una misa en su honor, refleja el impacto que tuvo Pablo en su entorno. Alienta a la comunidad a unirse y manifestar su dolor y rechazo a la violencia, especialmente hacia una figura que debería ser protectora. Este caso es un claro recordatorio de los problemas que enfrenta la seguridad en muchas regiones y la necesidad de rendir cuentas a aquellos encargados de hacer cumplir la ley.
En redes sociales, la memoria de Pablo se mantiene viva, con mensajes que piden justicia y piden cambios en el sistema de seguridad pública. La situación también plantea un debate más amplio sobre la formación y el control de las fuerzas policiales, así como la seguridad de los ciudadanos. En este contexto, la comunidad espera respuestas y acciones que garanticen que un suceso tan lamentable no se repita.