Por las que vienen.

Por: Diana Jael Gómez Ángeles

Por las que vienen.

¿Saben cómo nos damos cuenta las mujeres que nuestra lucha aun no ha terminado? Por las voces que surgen en redes sociales, medios, etc. Para desacreditar y desestimar desde una marcha hasta una nueva forma de protesta.

No pido que todas las mujeres estén de acuerdo con las que marchan, al final, para eso estamos marchando, para que todas podamos expresarnos, sin que como se estilaba, surja una voz que minimice su opinión, pero toda lucha debe ser respetada, toda, por más incómoda que nos parezca.

El día de hoy durante mi clase, un profesor de otro país nos preguntaba a las mujeres que ¿si creíamos que aun debíamos de pelear por derechos que ya teníamos? Le comenté que por la mañana mientras iba caminando, mi tenis de desabrochó y tuve que inclinarme para abrocharla a media calle. Le pregunté, que si él como hombre, antes de hacerlo ¿tenía que observar que nadie lo viera, o que nadie estuviera próximo para evitar una agresión? Continué: sabemos que los derechos ya están escritos, estamos peleando porque sean respetados, por “empinarme” en la calle sin temor a ser agredida o que algún desconocido tome una foto mía y la suba a la red; para usted varón puede oírse ridículo y chistoso, para nosotras, es parte de nuestra rutina diaria “prevenir” ser agredidas por alguien (nótese lo estúpido que suena prevenir las acciones de otros).

El año pasado, la lucha feminista sufrió dos embates en este país: el primero vino cuando el Ejecutivo Federal consideró innecesario el Apoyo federal con recursos económicos a las ONGs dedicadas a la protección de la mujer; para el que no sepa, estas casas eran hogares temporales para víctimas de la violencia intrafamiliar, un lugar seguro y con comida para ti y tus hijos a donde “huir” de tu agresor. El segundo fue cuando desestimó las denuncias y el aumento de la violencia doméstica ante el confinamiento producido por la pandemia, presentando una vez más sus números subjetivos.

Queridos ciudadanos: no se confundan, los medios, los canales, los hemos buscado; El estado mexicano permitió durante poco más de 10 años (1993 a 2005) que en la Ciudad fronteriza de Juárez, Chihuahua, más de 300 mujeres fueran asesinadas y no encontró al responsable; Como lo comentaba la columna pasada, Félix Salgado Macedonio lleva 22 años con una denuncia por violación en su contra sin concluir, a la hija de Marisela Escobedo la mataron en 2008, para 2010 la justicia no solo absolvió al responsable, sino que permitió que asesinaran a Marisela; Existe en este momento un caso abierto por pornografía infantil contra una youtuber por exhibir a una victima de violación en su canal; el país tuvo más de 962 feminicidios durante 2020, ósea ¡poco más de 2.6 crímenes por día!, súmenle los casos de violencia doméstica, más lo no denunciado, más lo no investigado… ¿y siguen pensando que somos nosotras las que hacemos mal a este país?

Lo que nos pasa a las mujeres que protestamos, es que nos dimos cuenta de que unidas somos más fuertes (ojalá y la sociedad hiciera lo mismo con otros temas) y unidas cambiaremos el futuro.

Por último les recuerdo que los derechos no se piden, se exigen. Francia no le pidió a su rey que aceptara la desconcentración del poder… lo decapitó; Estados Unidos no solicitó su independencia a la Corona Inglesa, la declaró la guerra; la revolución mexicana pidió el cambio paulatino, sin embargo tuvieron que tomar las armas para mejorar.

Y al que se encerró el Palacio Nacional le recuerdo, que el último Rey que se encerró en su Palacio, fue asesinado con toda su familia por el ejercito bolchevique.



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