La reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado un intenso debate y divisiones dentro de la oposición. Aprobada por mayoría en el Senado, esta reforma implica cambios significativos en la estructura del Poder Judicial, incluyendo la elección popular de jueces, magistrados y ministros, la introducción de jueces sin rostro, y la reducción del número de ministros en la Corte, entre otros aspectos.
El contexto de la aprobación refleja un escenario político marcado por la estrategia oficialista y la falta de cohesión dentro de las filas opositoras. La ausencia del senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez, quien no reafirmó su voto en contra y solicitó licencia por motivos de salud, fue un factor clave en la definición del resultado. Su suplente no solo se presentó después, sino que además fue recibido con aplausos por parte del grupo de Morena, lo que acentuó las tensiones entre el PAN y la bancada oficialista.
La oposición, que había aglutinado esfuerzos en torno a una crítica unificada hacia la reforma, se encontró desarticulada ante la sorpresiva participación y apoyo del senador Yunes Linares, quien provocó un enfrentamiento verbal con el presidente del PAN, Marko Cortés. Este episodio evidencia las fracturas dentro de la oposición y las dificultades que enfrenta para presentar una respuesta contundente frente a las iniciativas del gobierno de López Obrador.
Las reservas presentadas por más de 70 senadores se discutirán en los próximos días, lo que podría abrir nuevas oportunidades para el debate y posibles modificaciones a la reforma aprobada. Sin embargo, el panorama sugiere que la mayoría oficialista está decidida a avanzar con su agenda legislativa, planteando un reto significativo para la oposición. La transformación del Poder Judicial en México, bajo este nuevo esquema propuesto, será un punto crucial en la agenda política del país.