Ken Salazar, el embajador de Estados Unidos en México, regresó a Palacio Nacional en un ambiente que contrastaba con su anterior relación cercana con el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su reciente visita, que formó parte de la Cumbre de Alto Nivel entre líderes y empresarios de México y Estados Unidos, Salazar se mostró desorientado y menospreciado, al estar rodeado de medios de comunicación que le lanzaron preguntas sobre la situación actual de su relación con el gobierno mexicano y la reforma judicial.
A diferencia de sus visitas anteriores, esta vez no había un equipo especial esperándolo, lo cual subrayó su cambio de estatus en la administración con la llegada de Claudia Sheinbaum como presidenta. Durante su recorrido por los jardines de la Emperatriz, intentó eludir las preguntas sobre la reforma judicial y su comunicación futura con el nuevo gobierno, ya que Sheinbaum ha indicado que las conversaciones formales se realizarán a través de la Cancillería.
El embajador, al salir de una entrada equivocada, fue rodeado por la prensa y recibió asistencia de un militar, pero continuó ignorando las indicaciones mientras intentaba evitar la atención. Este episodio refleja el desafiante cambio en las relaciones diplomáticas y la incertidumbre respecto a la nueva dinámica bajo la jurisdicción de la Doctora Sheinbaum.