La situación que enfrentan los pescadores y productores en la zona costeña de Dos Bocas, Tabasco, es alarmante y ha sido denunciada debido a la contaminación que, según ellos, está relacionada con la construcción y operación de la refinería Olmeca. La denuncia incluye la aparición de una mancha aceitosa de color rosado en las aguas de Puerto Ceiba, así como un fuerte olor a hidrocarburo procedente de las coladeras de la comunidad.
Indira Pérez, quien es propietaria de una empacadora de ostiones, indicó que ha habido un impacto notable en la fauna local, incluyendo la muerte de manatíes y pescados en las cercanías del río Seco y Mecoacán. Además, la calidad del agua ha disminuido significativamente, mostrando un color marrón que remarca la presencia de sedimentos o contaminantes.
La situación plantea serias preocupaciones sobre el manejo de los residuos generados durante la construcción de la refinería y la falta de información proporcionada por Petróleos Mexicanos (Pemex) sobre el tratamiento y disposición de estos desechos. Este tipo de incidentes genera inquietud no solo por el impacto ambiental, sino también por las repercusiones económicas que pueden tener en las comunidades que dependen de la pesca y la recolección de productos marinos.