La situación que se describe en Oaxaca refleja una grave crisis en relación con la violencia de género y los feminicidios, así como la respuesta del gobierno ante estas crisis. La crítica de las organizaciones feministas hacia la administración de Salomón Jara Cruz resalta una percepción de miedo del gobierno ante las manifestaciones y la exigencia de justicia por parte de las mujeres.
La afirmación de que más de 800 mujeres han desaparecido y más de 200 han sido asesinadas durante su mandato subraya la enormidad del problema. Además, la referencia a la gestión de Claudia Sheinbaum y el contraste entre sus promesas y la realidad de las víctimas de feminicidios pone de manifiesto la desilusión de las organizaciones feministas con respecto a las políticas de seguridad y protección a las mujeres.
Las decisiones del gobierno, como el despliegue de vallas y grupos de choque, indican un enfoque defensivo, posiblemente motivado por la preocupación por la presión social y la agitación pública en torno a estas cuestiones. Las manifestaciones del Día Internacional de las Mujeres, que son un símbolo de lucha por los derechos de las mujeres, se traducen en una oportunidad para que las voces de las víctimas y sus familias sean escuchadas, pero también reflejan un contexto de resistencia y represión.
La situación en Oaxaca, como en muchas otras partes de México, exige atención urgente por parte del gobierno y de la sociedad en general para abordar la violencia contra las mujeres, garantizar la justicia y crear condiciones seguras para todas las ciudadanas. El reconocimiento de esta crisis por parte de las organizaciones feministas es un paso importante en la lucha por la igualdad y la justicia en el país.