Los hechos ocurridos el 6 de noviembre en la Universidad Tecnológica de México (Unitec), campus Cuitláhuac, han generado una profunda indignación. A través de redes sociales, se han compartido múltiples fotos y videos que documentan la agresión sufrida por tres estudiantes durante un ataque por parte de un grupo de hombres. En las grabaciones, se puede ver a un joven siendo golpeado en el suelo, mientras una mujer intenta protegerlo, todo esto sucediendo frente a la indiferencia de los elementos de seguridad de la universidad, quienes aparentemente optaron por no intervenir.
Una de las víctimas ha relatado que al intentar refugiarse en la institución, les fue denegado el acceso por no llevar consigo su credencial estudiantil. En su testimonio, la joven menciona que sufrió golpes severos, incluyendo al menos cinco patadas en la cabeza, mientras solicitaban ayuda a la escuela. A pesar de la situación de peligro, los policías de la universidad no solo no intervinieron, sino que priorizaron la presentación de la credencial como requisito para permitir su ingreso y protección.
Este incidente plantea serias preguntas sobre la responsabilidad y efectividad de las medidas de seguridad dentro de las instituciones educativas, así como la necesidad de un protocolo más eficaz para la protección de los estudiantes en situaciones de emergencia. La falta de respuesta adecuada por parte de los cuerpos de seguridad ha sido ampliamente criticada, y ha llevado a un llamado a la reflexión sobre cómo se manejan situaciones de violencia en el entorno escolar.