La situación en Chilpancingo ha generado una gran preocupación debido a las manifestaciones violentas lideradas por alcaldes y comisarios de diversos municipios, quienes se han unido a aproximadamente 5,000 manifestantes en demanda de obras y servicios básicos. Esta protesta, que se llevó a cabo con la presencia de palos, machetes y tubos, culminó en actos de vandalismo y enfrentamientos con la policía.
A las 11:30 horas, los manifestantes ingresaron a la capital del estado, marchando por la Autopista del Sol hacia el Poder Ejecutivo. Durante esta movilización, se reportaron destrozos en las oficinas del antiguo Palacio de Gobierno y enfrentamientos con las fuerzas antimotines, que respondieron con gas lacrimógeno debido a la agresividad de los manifestantes.
Los alcaldes que lideraron la protesta provienen de municipios como Chilapa, Tixtla, Zitlala, y otros, y uno de los líderes más destacados fue Guillermo Matías Marrón, alcalde de Atlixtac. Este contexto se complica por las acusaciones previas de vínculos de algunos de estos líderes con organizaciones criminales, como ocurrió en julio de 2023, cuando la entonces secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, identificó a Matías y a otro vocero del movimiento como relacionados con el grupo criminal Los Ardillos.
Estos antecedentes sugieren que las manifestaciones no solo son una expresión de descontento social y falta de atención gubernamental, sino que también pueden estar influenciadas por cuestiones más complejas relacionadas con el crimen organizado en la región.