La reciente designación de Emilia Esther Calleja Alor como próxima directora general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha suscitado un conjunto de denuncias sobre presuntas irregularidades relacionadas con algunos funcionarios cercanos a ella. Entre los denunciados se encuentran Adrián Olvera Alvarado, actual director de la CFE Generación V, y Rubén Cuevas Plancarte, quien ha ocupado altos cargos durante la administración de Manuel Bartlett.
El 30 de agosto, la CFE emitió un comunicado a la opinión pública en el que descalificó los mencionados señalamientos como “ataques sin fundamento” y “acusaciones absurdas sin comprobar”. Este comunicado también enfatizó la legalidad y transparencia en las acciones de los funcionarios, así como la ausencia de denuncias formales sobre corrupción o violencia de género en su contra.
El contexto de estas acusaciones sugiere que podrían ser parte de una estrategia para desprestigiar a quienes han estado involucrados en la administración de la CFE, especialmente en medio de un proceso de transición que podría afectar sus posiciones. La situación refleja la complejidad de los cambios en la dirección de la CFE, que frecuentemente provocan tensiones tanto internas como externas en la lucha por el poder dentro de la empresa.