La situación en la región de la Sierra y Fronteriza de Chiapas es alarmante debido a la violencia criminal que ha llevado al desplazamiento forzado de numerosas familias. En Chicomuselo, donde enfrentamientos entre bandas del narcotráfico han estado ocurriendo, 53 familias, equivalentes a aproximadamente 265 personas, se vieron obligadas a abandonar sus hogares tras varios días de estar en confinamiento por el temor a la violencia.
Las autoridades han informado que los desplazados se están albergando en diferentes lugares: un grupo se encuentra en un salón comunitario y otros en casas de familiares y amigos. Además, muchos habitantes de la región están huyendo hacia otras localidades como Tuxtla Gutiérrez y Comitán, buscando refugio y seguridad.
Los incidentes de violencia han sido severos; por ejemplo, en Amatenango de la Frontera, dos jóvenes murieron durante un intento de romper un bloqueo impuesto por un grupo criminal. Las comunidades locales han manifestado su preocupación por la creciente violencia y la falta de información sobre el número total de víctimas.
A raíz del incremento en el número de desplazados, se han realizado llamados a la solidaridad por parte de las iglesias y otros grupos de la sociedad civil, quienes solicitan productos de primera necesidad y artículos de higiene para ayudar a los afectados.
Esta situación resalta la crisis de seguridad y el impacto del narcotráfico en las comunidades locales, lo cual requiere atención urgente por parte de las autoridades y la sociedad en general.