La situación en Guerrero durante el 2024 ha sido marcada por un alarmante aumento en la violencia criminal, que ha tenido un impacto significativo en la vida cotidiana y en la seguridad de sus habitantes. Con al menos 12 masacres reportadas en el año, la violencia ha llegado a niveles críticos, llevando a la suspensión de clases, el cierre de comercios y la paralización del transporte en diversas zonas de la entidad.
Uno de los incidentes más trágicos ocurrió el 29 de diciembre en Zapotitlán Tablas, donde cuatro miembros de una familia, incluyendo a una menor de edad, fueron emboscados y asesinados. Esta y otras acciones criminales han contribuido a que, hasta noviembre, la cifra de homicidios dolosos alcanzara los 1,637, una cifra alarmante que no se había visto desde el gobierno de Héctor Astudillo, cuando se registraron 1,715 asesinatos.
El año comenzó con una masacre en Buenavista de los Hurtado, una pequeña comunidad en la sierra de Heliodoro Castillo, lo que reafirma la persistente violencia en esta región. Las organizaciones criminales, como La Familia Michoacana, han intensificado sus actividades, desatando enfrentamientos con otros grupos delictivos, como Los Tlacos o el Cartel de la Sierra. Estos grupos buscan controlar áreas ricas en recursos naturales, como minas, bosques, y tierras fértiles, lo que ha agudizado la lucha por el dominio territorial en la región.
El 20 de febrero, otro enfrentamiento en el municipio de San Miguel Totolapan resultó en la muerte de 16 presuntos delincuentes, lo que pone de manifiesto la grave y prolongada crisis de seguridad en Guerrero. La situación merece una atención urgente por parte de las autoridades para abordar las raíces de la violencia y proteger a la población.