La situación de violencia en el estado de Hidalgo, particularmente en la zona metropolitana de Pachuca, ha empeorado en los primeros días de octubre, con hallazgos alarmantes de cuerpos de mujeres acribilladas y restos humanos en descomposición. A pesar de la insistencia del gobierno estatal en que no hay cárteles del narcotráfico operando en la región, los hechos violentos sugieren lo contrario, con autoridades que atribuyen gran parte de la violencia a disputas entre grupos locales involucrados en el robo de hidrocarburos y el narcomenudeo.
Entre los incidentes más recientes se reporta el hallazgo de tres mujeres asesinadas el 13 de octubre en el municipio de Zempoala, cerca de Pachuca. Las víctimas fueron encontradas en un pozo de agua, y se encontraron casquillos de balas de armamento calibre nueve milímetros en la escena, lo que apunta a un crimen violento. Las edades de las mujeres oscilan entre los 30 y los 35 años, aunque aún no se ha logrado su identificación.
Además, el 2 de octubre, se descubrieron restos humanos semienterrados en el municipio de San Agustín Tlaxiaca, evidenciando un patrón de violencia y criminalidad en la región. A pesar de estos hallazgos, las autoridades locales continúan clasificando la violencia como resultado de conflictos entre bandas regionales, pero argumentan que no hay una presencia de organizaciones criminales más grandes o cárteles establecidos en el área.
Este contexto de inseguridad ha generado preocupación entre la población y cuestiona la efectividad de las políticas de seguridad implementadas en el estado.