La situación en Culiacán, Sinaloa, está marcada por una creciente tensión tras varios eventos relacionados con el narcotráfico en la última semana de julio. En primer lugar, la captura de Ismael Zambada García, conocido como el “Mayo”, junto con Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín "Chapo" Guzmán, generó incertidumbre. Este hecho, sucedido el 25 de julio, ha suscitado especulaciones sobre traición y entrega.
Apenas unas horas después de esta captura, se produjo el asesinato de Héctor Melesio Cuen Ojeda, un político prominente y exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Las autoridades han calificado su muerte como un intento de robo, aunque muchos sospechan que está vinculada a los acontecimientos relacionados con el narcotráfico y la detención del “Mayo”.
Además, en la comunidad de Eldorado, se registró la profanación de la tumba familiar de Dámaso López Núñez, otro actor dentro del crimen organizado, lo que ha intensificado el miedo y los rumores de confrontaciones violentas, comparables a lo vivido en eventos anteriores como el "culiacanazo".
Ante la escalada de violencia y la inquietud pública, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha respondido con un despliegue significativo de fuerzas militares en Culiacán, llevando a un total de 3,400 efectivos en la zona. La situación es precaria, con el temor a represalias por parte de organizaciones criminales ante las recientes detenciones.