El canciller Juan Ramón de la Fuente enfatizó la importancia de la ética en la diplomacia durante un evento con motivo del 50 aniversario del Instituto Matías Romero, donde se forma a los miembros del Servicio Exterior Mexicano. Aunque no se refirió directamente a la controversia relacionada con la boda de su colaborador Martín Borrego Llorente en el Museo Nacional de Arte, su discurso abordó la necesidad de una conducta ética en el servicio público.
De la Fuente destacó que la ética debe ser un marco filosófico que guíe tanto la conducta individual como colectiva de los diplomáticos, considerándola un imperativo para el verdadero ejercicio de la diplomacia. Insistió en que la ética es fundamental no solo para la promoción y permanencia en el servicio diplomático, sino también como un contrapeso ante situaciones que podrían llevar a un "elogio inmerecido" o a una "recepción frívola".
Este enfoque se produce en el contexto de una investigación por parte del Órgano Interno de Control sobre la organización de la boda en un espacio que se solicitó bajo la premisa de un evento diplomático relacionado con las relaciones entre México y Rumania. La intervención de De la Fuente resalta un compromiso con la ética y la transparencia en la gestión pública.