El Archivo Histórico de la Ciudad de México, ubicado en el Centro Histórico, es un tesoro de documentos que testimonian la evolución político-administrativa de la capital desde su fundación. A pesar de la riqueza de su acervo, que incluye el crucial "Libro de Cabildos" de 1524-1529, y otros fondos documentales, el archivo enfrenta serias carencias, especialmente en lo que respecta a la preservación de la historia reciente desde el año 2000.
Desde 2016, la legislación local ha establecido lineamientos para la creación de un Archivo General en la capital, pero este aún no se ha implementado, lo que deja en un limbo la gestión y conservación de documentos contemporáneos. Gerardo Romero y Regina Tapia, del archivo, subrayan que el acervo no solo es consultado por académicos, sino también por ciudadanos que requieren información para asuntos legales o patrimoniales.
Otro aspecto alarmante es la escasez de recursos para digitalizar el archivo. Actualmente, solo el 5% de un fondo de 5,000 tomos se encuentra disponible en formato digital, lo que pone en riesgo la preservación de información valiosa. La reciente pérdida por incendio de archivos en la Fiscalía Capitalina resalta aún más la urgencia de contar con un sistema adecuado para proteger y conservar la documentación de la ciudad.
Romero destaca que la falta de un Archivo General en la Ciudad de México impide la correcta recepción y gestión de la documentación de las administraciones actuales. Mientras que el Archivo General de la Nación se ocupa de los documentos federales, la capital necesita su propia instancia que garantice la preservación de su historia y facilite el acceso a su acervo. Esto plantea un reto importante no solo para los investigadores, sino también para la ciudadanía en general, que depende de la documentación histórica para diversos aspectos de su vida cotidiana.