El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, realizó una autocrítica en una reciente conferencia de prensa, reconociendo la falta de capacidad de su gobierno para abordar el creciente problema de la inseguridad en el estado. Este reconocimiento se produce en un contexto de violencia exacerbada, que se ha intensificado en los últimos seis meses debido a los enfrentamientos entre facciones del cártel de Sinaloa, específicamente los Chapitos y los Mayos.
Durante su intervención, Rocha Moya presentó cifras preocupantes: entre el 9 de septiembre y el 9 de marzo se registraron 958 homicidios dolosos, y más de 1,200 personas han sido reportadas como desaparecidas, de las cuales alrededor del 10% han sido encontradas sin vida. Este aumento en la violencia ha sido atribuido en parte a un conflicto interno dentro del cártel, que se intensificó tras el presunto secuestro de Ismael "Mayo" Zambada García.
El gobernador también destacó los esfuerzos de su gobierno en la lucha contra el crimen, como el aseguramiento de más de 1,200 armas largas y la identificación de 842 cámaras clandestinas, así como la ruptura de más de 200 laboratorios de drogas sintéticas en el estado. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos y al reconocimiento de los problemas graves de inseguridad, enfatizó que la situación aún no se ha resuelto y que el gobierno tiene un largo camino por recorrer.
La crisis de seguridad en Sinaloa se ha vuelto un tema crítico, reflejando un recrudecimiento de la violencia que afecta a la población y desafía la capacidad del gobierno para restaurar el orden.