La situación en Chicomuselo y Ángel Albino Corzo, Chiapas, es cada vez más crítica debido a los enfrentamientos entre bandas del crimen organizado. Los habitantes de estas áreas han estado viviendo en un ambiente de constante violencia, con balaceras y bloqueos de carreteras que dificultan la movilidad y el acceso a servicios básicos.
Las reportes indican que hay un aumento en los enfrentamientos, y los grupos criminales han intensificado sus tácticas para consolidar el control del territorio. La presencia de la Guardia Nacional no parece ser suficiente para garantizar la seguridad, ya que las bases militares están siendo atacadas, incluso con explosivos lanzados desde drones.
Las historias de los residentes destacan el impacto de esta situación en su vida cotidiana. Muchos se encuentran atrapados en un conflicto armado y sienten que no pueden salir debido a la falta de recursos económicos. Aquellos que desean huir de la violencia, como Rosario, no pueden hacerlo y se ven obligados a abandonar sus medios de subsistencia, como su producción de café orgánico.
Además, el reclutamiento forzado por parte de estos grupos delictivos es una realidad alarmante, con adolescentes y adultos siendo llevados a participar en actividades delictivas que alimentan el ciclo de violencia. La urgencia de intervención militar y apoyo humanitario crece, ya que las comunidades se enfrentan a una especie de "zona de guerra" donde su vida diaria se ha vuelto insostenible.