El asesinato de Héctor Cuén Ojeda, ex presidente municipal de Culiacán, ha generado una serie de investigaciones y versiones contradictorias sobre los hechos. Según la versión presentada por la Fiscalía Estatal de Sinaloa, Cuén fue asesinado en una gasolinera por hombres armados en motocicleta, con un testigo presencial, Fausto E. Corrales Rodríguez, afirmando que estaba con él en ese momento.
Corrales, quien tiene un perfil académico en Derecho y especialidades relevantes, reportó que ambos se dirigían a una reunión con abogados, pero al no presentarse estos, decidieron regresar a Culiacán. Durante una parada para cargar combustible, fueron abordados por los atacantes. En el forcejeo, Cuén allegedly se opuso y fue disparado, lo que llevó a su traslado a una clínica donde falleció.
Sin embargo, la versión de la Fiscalía Sinaloense fue desacreditada por la Fiscalía General de la República (FGR), que desestimó el relato y llevó a la renuncia de la fiscal estatal, Sara Bruna Quiñonez Estrada. Además, la FGR aseguró una propiedad vinculada a la investigación, sugiriendo una complicidad más amplia en el caso.
La credibilidad de Corrales como testigo ha sido puesta en duda, y su rol en los eventos sigue siendo objeto de análisis en medio de un entorno de violencia y crimen en la región. La situación resalta la complejidad de la investigación y la importancia de esclarecer todos los detalles alrededor de este caso.