Los mercados bursátiles están experimentando caídas significativas, lo que refleja una creciente preocupación entre consumidores y empresas sobre el estado de la economía de los Estados Unidos. Este cambio en el sentimiento económico es notable, ya que hace apenas un mes los índices estaban en sus niveles más altos y había un optimismo generalizado sobre el futuro económico.
El optimismo que había con respecto a la administración de Donald Trump, en gran parte alimentado por expectativas de reducciones de impuestos y desregulación, ha sido reemplazado por una inquietud por las políticas arancelarias que el presidente ha implementado. En un movimiento reciente, Trump incrementó los aranceles sobre el acero y el aluminio canadiense al 50%, en respuesta a las tarifas canadienses sobre la electricidad exportada a Estados Unidos.
A pesar de la inestabilidad en los mercados y el miedo a una desaceleración, muchos analistas aún consideran que las probabilidades de una recesión son relativamente bajas. Goldman Sachs, por ejemplo, prevé un crecimiento más lento que el año anterior, pero estima que la posibilidad de una recesión es de solo un 20%. Sin embargo, los aranceles impuestos por Trump están en el centro de su estrategia económica actual, lo que genera preocupaciones sobre posibles consecuencias negativas. Estos aranceles podrían aumentar los precios para los consumidores, disminuir el gasto y llevar a las empresas a ser más cautelosas en sus inversiones y contrataciones debido a la incertidumbre.
En resumen, el clima económico ha cambiado drásticamente en poco tiempo, pasando de un optimismo considerable a una creciente ansiedad sobre el impacto de las políticas comerciales del presidente Trump en el crecimiento económico.