El peso mexicano ha estado en una tendencia a la baja en las últimas semanas, fluctuando entre 19.9383 y 20.0946 unidades por dólar. Desde principios de octubre, ha enfrentado una devaluación, comenzando en 19.2587 y pasando por varias cotizaciones hasta cerrar en 19.9684 unidades el 25 de octubre, acumulando una pérdida de aproximadamente 3.68%.
Los datos de inflación también han influido en la moneda, con un aumento del 0.43% en la primera quincena de octubre, llevando la inflación anual a 4.69%. La inflación subyacente también subió, lo que añade presión sobre el peso.
En Estados Unidos, el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro ha contribuido a la fuerza del dólar. La tasa de interés de los fondos federales se encuentra actualmente en 4.83%.
Además, las próximos elecciones en EE. UU. tendrán un impacto significativo en el tipo de cambio. Un triunfo de Kamala Harris podría resultar en un escenario positivo para el peso, con expectativas de estabilización en las tasas de interés y mejora en la inversión. Por el contrario, una victoria de Donald Trump podría generar incertidumbre económica y afectar negativamente al peso, exacerbando los conflictos en Medio Oriente y presionando las finanzas públicas tanto en México como en Estados Unidos.
En resumen, el peso mexicano enfrenta una serie de desafíos que incluyen la inflación interna y la dinámica política y económica en EE. UU., con implicaciones directas en su valor en el mercado cambiario.